Una brisa suave interrumpida por la voz de mi pequeño,
me separa de la aprehensión de una demorada soledad que extraña los pasos firmes de mi lugar.
Una chucha orgásmica devorada por mi doble, ese amoroso ser que se empodera y cobra vida. Deambula entre soles y sombras, sabe cosas que no sabía. Se invita.